lunes, 23 de mayo de 2011

el día más largo de la historia

Operamos a Pedrito. Yo llevaba semanas pensando que la hora que nos había dado la doctora era pésima. A las 2 de la tarde. Eso significaba que no podía comer en toda la mañana. Un infierno para una guagua y peor para su mamá. Gabriel me tranquilizaba con su calma habitual, pero bastó que le contara a mi hermano para que entrara en pánico real; "¿estás loca?cambia la hora, el Pedro no va a aguantar, va a ser terrible, etc" . Al final, cambiar la hora era prácticamente imposible y aunque estaba histérica tuve que ser racional y confiar en el criterio de la doc.

Ese día, estuvimos a las 11 en el hospital. Como el Pedrito aparte de ser la guagua más linda del mundo, es simpático, rápidamente enamoró a todo el mundo ahí. Nos tocó la pieza con un tipo que estaba a punto de salir de alta. Igual era raro que estuvieramos con un adulto, pero estabamos en pensionado y era una operación ambulatoria. El tipo estaba con una mujer de edad indefinida, podría haber tenido 35 o 40 o podría haber tenido 45, no sé. No cachaba la relación entre ellos, porque el gallo, a pesar de que no era mi tipo, era bien atractivo, y ella, no sé como decirlo, no era fea, pero necesitaba un fashion emergency o en chileno, una manito de gato urgente. Al final después de hacer un par de preguntas claves y disimuladas, caché que eran casados.Bien por ella.
Bueno, pasaban las horas y Pedrito se portaba increíble yo creo que porque para él todo era nuevo y no tenía tiempo de acordarse que tenía hambre, pero hubo un momento que se empezó a desesperar, así que le dí un poquito de agua con azucar. Después cuando lo vinieron a buscar para llevarlo a pabellón, la anestesista me pregunta si le dí algo y le dije ; nada, sólo una aguita con azúcar.CHAN CHAN. Puso una cara como de "esta mujer es estúpida" y me dijo con calma ¿No le dijo la doctora que no se le podía dar nada? Si, si no le he dado nada, sólo agua. Respiró hondo como para darse paciencia y me dijo, nada es NADA, pero no se preocupe le voy a preguntar a la doctora a ver qué hacemos. Y se fue.Yo estaba a punto de ponerme a llorar, la verdad es que yo no había hablado con la doctora, fue Gabriel y quizás no le entendí bien , no sé, la cosa es que obvio le eché toda la culpa a él y como los dos estabamos nerviosos la pelea fue grande. ¡Yo te dije! no, nunca me dijiste, si no soy irresponsable. Es que tu nunca me haces caso. . La doctora debe pensar que soy una estúpida. Na que ver, relájate si suspenden la operación no es tan grave. Si es grave!!! no voy a pasar por esto de nuevo!!!



Al final operaron primero a Martín, el niñito de la pieza del frente y después a Pedrito. Como fue tan larga la espera, Pedrito en vez de llorar como loco, se empezó a desvanecer por el hambre. Ya eran como las 3 de la tarde y nosostros tampoco habíamos comido nada porque no podíamos dejarlo solo y no podíamos comer en frente de él. Hasta que por fin nos llamaron a pabellón. Cuando me lo quitaron de los brazos, se me doblaban las piernas, menos mal que mi tía que trabaja en el hospital estaba ahí conmigo. Salimos y nos invitó con Gabriel a su oficina a esperar. Fue super bueno porque hablabamos de cualquier cosa, pero yo estaba como nerviosilla. Se me hizo eterno. Creo que pasaron como 20 horas, pero sólo fueron 50 minutos (parece). Martín, que tenía 7 años, ya había despertado de su operación y gritaba y lloraba como loco, eso me ponía más nerviosa, la mamá de Martín super valiente porque estaba sola, el papá estaba en Santiago y aunque la llamaba a cada rato , no es lo mismo.


Cuando me llamaron para ir a ver a Pedrito, estaba recién despertando, lloraba y lloraba sin abrir los ojos, lo tomé y le hablé, pero seguía llorando, se sentía pésimo yo cacho. Todos me decían que tenía hambre, pero que tenía que esperar ¡¡2horas!! para darle la leche. Eran las 5 de la tarde y la última mamadera la había tomado a las 4 de la mañana. Después llegó la cirujano (que era seca y le agradezco todo)y me dice, ya mejor demosle a las 6. Yo feliz. Pero ella pensaba que le daba pecho, y cuando eran las 6 y nadie venía con la mamadera, pregunté y me dijeron "dele pechito mamita", "pero si yo ya no le doy pecho" CHAN CHAN. La mala madre. "ahhh, no le da pecho". me hubiera dado rabia la cara de reprobación de las gallas si no fuera porque mi hijo estaba sufriendo como loco. Menos mal que llegó la anestesista y se dio cuenta que más que hambre era dolor y le puso un analgésico. Fue un alivio que dejara de llorar después de 45 minutos de gritos (pobres los otros recién operados) pero después fue muy chistosa su cara de volao.Se reía con sus dientes ridículos y se veía tan lindo. Lo malo que es por culpa del analgésico nos tuvimos que quedar en la sala de recuperación por otra hora. Sola, nerviosa y todo el mundo llamándome para saber cómo había salido todo.
Gabriel estaba afuera el pobre, con su mamá, desesperado por ver al Pedro. Al fin nos fuimos a la pieza, el Pedro como rey en la camilla, muerto de la risa. Llegamos a pensionado y estaba Martín feliz comiendo carne con papas. Después de confirmar por tercera vez que no le daba pecho y de mirarme con cara de loca, Le trajeron la mamadera a Pedrito, se la tragó en dos segundos y se durmió. Martín y su mamá se despidieron felices y a las 9 nos dieron el alta. En todo el día habíamos comido un superocho y una galleta de avena, así que Gabriel ladraba de hambre, y yo también, pero él estaba enceguecido y mientras caminabamos al auto con Pedrito recién operado entró a un bar de sushi que estaba en la esquina y pidió un arsenal de rolls, yo atiné y le dije al gallo, "es para llevar". El día más largo no había terminado, teníamos que esperar que estuviera listo el sushi. Filo, lo peor había pasado.

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