miércoles, 31 de diciembre de 2014

31 de diciembre.

Hoy como último día del 2014 necesito hacer la reflexión que amerita y que no quiero hacer en facebook porque ahí me leerían todos y acá no me lee nadie, o casi nadie y eso lo hace más privado. Con lo habladora y pintamonos que soy cualquiera hubiera imaginado que iba a ser la reina de facebook pero no. A pesar que escribo bastante, no soy ni por lejos la reina de facebook, al menos entre mis "amigos".
Bueno, este fin de año quiero dejar de quejarme y autocompadecerme como hacemos tanto las mujeres, quiero estar feliz por la familia que tengo, por mis amistades, por mis logros. Así de simple. Quiero dejar de ser soberbia y dejar de juzgar a la gente. 
Una historia respecto a eso y que me dio una lección; Tengo una compañera de trabajo que me aburre profundamente, la encuentro media tontona y sus temas de conversación me parecen una lata. Me da pena porque como que se le translucen los rollos mentales. Cuando la escucho hablar, me imagino su vida y su familia y me digo "pobre mina, tiene problemas". Antes de Navidad con ella y otra compañera hablábamos de los años buenos y los malos y ella con toda generosidad me entregó un amuleto de plata para que me protegiera de las malas energías y empezara bien el 2015. Yo no creo mucho en eso pero su gesto, que era muy simple y muy transparente, me conmovió. Ella no va a ser mi super amiga y probablemente no compartimos mucho pero tuvo un gesto generoso y desinteresado. Yo me pregunté ese día en el auto devuelta a la casa, qué me importa a mi el nivel de inteligencia de ella, qué me importa a mi su vida y qué me creo finalmente para analizar y juzgar así a las personas. Aunque nunca la pelé con otra gente porque me aburre el pelambre, si la pelé mucho mentalmente. Algo que suelo hacer. Así que mi resolución para el 2015 es fin al pelambre mental. Para eso debo mejorar mi abandonada vida espiritual. Sé que puede sonar contradictorio con mi post anterior pero tiene una lógica que en otro momento explicaré. Además soy contradictoria como la mayoría de los seres humanos.

Hoy voy a tener un año nuevo muy diferente a los que he tenido en mi vida. Los niños grandes se van con su papá, y como el chico está enfermo no podemos dejarlo con la abuela por lo tanto vamos a comer solos y a celebrar el año nuevo en pareja. Eso me tiene entusiasmada. Quiero entrar en el 2015 en paz conmigo misma y con mis amores. Estoy lista y tranquila.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Mujer sagrada

"No creo en el eterno femenino, una esencia de mujer, algo místico. La mujer no nace, se hace". Simone de Beauvoir.


En las redes sociales está lleno de información sobre lo “femenino”, la reivindicación de nuestra verdadera esencia, de nuestras antepasadas, de nuestros instintos en armonía con la luna, la naturaleza, de nuestra naturaleza mística, y de ceremonias para reconciliarnos con nuestros instintos.

Creo de verdad que la naturaleza del ser humano debe estar en armonía con la naturaleza y que es bueno conectarse y no pensar que somos entes autónomos del mundo que nos rodea. También creo que los seres humanos nos hemos olvidado de eso y desde esa posición de superioridad hemos despreciado y desperdiciado nuestro entorno y eso no solo nos ha hecho daño externamente sino también en nuestro interior, en nuestra espiritualidad.

En un libro de Marcela Lagarde que estoy leyendo se comenta que con el desprestigio de las religiones tradicionales las mujeres actuales han idealizado alternativas de moda que resaltan  la magia, los mitos, rituales exóticos que potencian la irracionalidad con que siempre se ha asociado a las mujeres y que le da sustento al argumento que las mujeres somos volubles, frágiles, poco concretas. Me hace tanto sentido, siempre lo había pensado pero no lo había analizando tan profundamente, solo había algo que me hacía ruido.

Tanta vela, vestidos largos y pies descalzos en la tierra no me parecen más que otra trampa para mantenernos domesticadas. Nos mantienen entre mujeres intercambiando información sobre hierbas y amor. En la casa, sintiendo y no pensando. Y las mujeres (occidentales, de clase media, educadas) hemos caído en esa trampita como siempre. Porque estamos hambrientas de identidad, hambrientas de conectarnos.
Pero la trampa de la mujer mágica y del ser especial nos enajena, no nos empodera. Necesitamos conectarnos también desde la conciencia individual y colectiva, necesitamos reflexionar y pensar.

Cómo podría negar la importancia de la dimensión espiritual de los seres humanos, pero creo que debemos ser lúcidas. Frases como las mujeres sagradas, la magia de la femineidad, la luna, la menstruación sagrada solo ayudan a mantenernos marginadas de la actividad política diaria, de desarrollar nuestra autonomía, de hacer valer nuestros derechos, de criar a nuestros hijos e hijas como queramos y de defender nuestro derecho a no tener hijos. 


Hay tantas cosas que hacer. 

miércoles, 14 de mayo de 2014

Pijama party

Estuve mirando mis últimas entradas y están llenas de cuestionamientos y análisis. Un poquito cuáticas. Hoy quiero escribir algo bien concreto. A pesar de que estoy más pobre que nunca y además llena de responsabilidades y cosas que hacer, me voy a Buenos Aires de vacaciones con mis amigas.

Eso se llama regalo de la vida y estoy agradecida. Feliz.

Y lo  me hace más feliz de viajar, no es ir a Buenos Aires sino  viajar  a la infancia porque voy a estar con mis  amigas  cuatro días sin maridos, niños ni trabajo. No tenemos ni un plan más que pasear, conversar y comer. Un largo pijama party.  Un gran viaje. Estoy contando los días para partir.

miércoles, 9 de abril de 2014

Cumple




No sé si la edad tiene importancia para mi hoy. La tuvo, pero no directamente. Hace unos días conversaba con una amiga sobre eso y sobre lo tontas que fuimos siempre creyendonos muy viejas para ciertas cosas, desde que teníamos veinte y algo. Muy graves y serias con la frase ya no estoy en edad de eso. ¡Qué risa hoy!
Siempre me puse límites. Siempre me cuestioné. Y mis cuestionamientos respecto a la edad no tenían que ver con las arrugas ni con el número mismo. Tenían que ver con las metas que se supone que una va cumpliendo a ciertas edades. Carrera, pololo, marido, guaguas, trabajo 1, trabajo 2, postgrados, etc, etc y más agotadores etcs. 
Algunas no las cumplí y otras las cumplí a destiempo porque siempre fui rebelde, loca. Pero hice trampa. porque mi rebeldía no era libre, era culposa. Todo el tiempo pidiendo disculpas o explicando porque he tomado cada decisión. A veces a los demás, siempre a mi misma.
Me he traicionado muchas veces haciendo callar mis instintos y siguiendo lo que parecía más razonable y a última hora, en una imitación mala de Arturo Prat, he saltado al abordaje como creo que lo hizo él, sin afanes de gloria pero creyendo que era lo único que podía hacer en ese momento límite.
Y he tenido muchos momentos límites, algunos saltos salieron con una espectacularidad inesperada, otros francamente mal. Todo siempre seguido del análisis, de la angustia de lo estaré haciendo bien o mal. Maternidad, carrera, amor. 
Mientras me acercaba a los 40 empecé a ceder conmigo misma. Quizás por vieja. ¿Es la paz de la madurez? ¿Hacia allá voy? No sé. Solo sé que sé lo que quiero. Tengo mis luchas asumidas, mis hijos cómodamente sobre los hombros , mi marido al lado y camino paso a paso. 
Mañana cumplo 41 y no significa lo que pensé cuando chica, ni siquiera lo que pensé hace cinco años. Significa una excusa para detenerme a pensar en mi y para mirarme y ver que estoy lista para enfrentar las proximas alegrías, los dolores que vienen, el amor, los problemas, la vida que me espera. Y ya no quiero saltos inseguros, no quiero ser Arturo Prat. A los 41 empiezo a ser yo misma.

martes, 3 de septiembre de 2013

Competencia

La otra vez conversando con amigos hablabamos de lo competitivas que somos las mujeres. Algunas compiten por ser lindas o quién es más flaca, otras por el trabajo, otras por la cantidad de ropa, otras por tener más títulos y ser más inteligente, incluso algunas (me da un poco de verguenza por el género) compiten por quién tiene el mejor pololo o el mejor marido,  y además por los hijos, otras incluso  (esta es peor) por quién tiene la casa más limpia.
El asunto es que estamos tratando de agradar, de gustar, de corresponder, claro los hombres también compiten es cierto, pero no lo hacen por absolutamente todo como nosotras, generalmente se limita al trabajo.
¿Te gusto?, ¿Cómo me veo? ¿Cómo lo hice?  son preguntas femeninas.
Cuando en un autoanálisis la mayoría de mis alumnas me dice soy insegura y ningún alumno se reconoce así, algo está pasando. Ago que ha pasado siempre.
Yo trato de no competir, nunca he sido competitiva pero estoy aquí rodeada de mujeres que me miran y no puedo evitar verlas comer fruta y vergonzarme por mi pan, escuchar comentarios sobre sus matrimonios y pensar en el mío, ver como tienen organizados a los niños y pensar en mi anarquía.
¿Hacia dónde viajamos interiormente las mujeres? ¿Hacia la envidia? ¿Hacia el miedo a no ser la mejor? Me gustaría viajar más allá, estoy segura que hay paisajes maravillos dentro de nosotras, paisajes que algunas liberadas de espíritu han logrado, las que se liberaron de la educación, cultura, religión basadas en el patriarcado. Viginia Woolf dijo "No hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente" pero generalmente nosotras tenemos la llave y no la queremos usar.

lunes, 6 de mayo de 2013

Levantarse

Me levanto,  hago el aseo, llevo al Pedro al jardín. Tengo pocas horas de clase y muchas de madre. No planeé mi año así.
Cuando en marzo tuve un terremoto en mi pega, cuando me sentí traicionada y vi como el trabajo de casi dos años se iba a la basura, sufrí mucho. Marzo y abril lloré, me decepcioné y luché por mi trabajo. Alguna gente con la que trabajé y consideraba amigos me dieron vuelta la espalda, eso fue lo más doloroso. A dos meses de la debacle, me acuerdo que alguien  me dijo que que no había que preguntarse por qué pasan las cosas, la pregunta era para qué pasan las cosas.
Sé que hay muchas respuestas, pero la primera respuesta que se me presentó  fue cuando me di cuenta que después de muchos años estaba compartiendo mucho tiempo con los niños. Servirles té, participar de las actividades del colegio, estudiar con ellos. Cosas que para mi fueron un lujo por mucho tiempo, primero porque estaba separada y tenía que trabajar doble para poder sobrevivir y después porque me obsesioné con la pega y con hacer todo y estar en todo. La primera pará de carros de la vida vino el año pasado con la depresión del Joaco, pero parece que se necesitaba más porque ya iba empezando este año embalada con mil cosas y el parelé fue grande. Estoy disfrutando a mis hijos y me he puesto más creativa y más hambrienta de ver, leer, pensar. Creo que voy a tratar de insistir con mi nunca lograda ambición de escribir.
Ya no fumo, tomo más té y menos pisco sour, quiero volver a tejer y ver más a mis amigas. Eso si, no suelto las clases. Cosas chicas, amor grande.


miércoles, 6 de junio de 2012

Arrancar

Hace mil quinientos años que no escribía por las mil quinientas cosas que tengo que hacer todos los días.
Pero ahora que estoy pasando por una situación tan caótica y estresante que necesitaba retomar. Mi hijo adolescente tiene depresión, transtorno de la impulsividad y cosas raras que me dice el psiquiatra y ha sido un tsunami para todos, pero en especial para mi. Como estamos separados con su papá, casi todo el peso me lo llevo yo, y estoy emocionalmente desgastada. Ha sido un año de mierda, en hospitales, consultas del psiquiatra y de la sicóloga, angustia, peleas con Gabriel y peleas con el papá del Joaco, más la angustia por no saber como reaccionar a sus cambios de ánimo, a sus agresiones, a su falta de ganas de ir al colegio.
Como es una enfermedad sicológica o no sé el término correcto, pero no es física, es difícil explicar a la gente, es dificil faltar a la pega y explicar lo que le pasa a tu hijo y también explicar que no estés bien, a pesar de tener casa nueva, proyectos ganados, guagua exquisita, hijos aparentemente sanos, pareja que te quiere.
Tampoco quiero explicarlo porque es privado, por lo tanto no puedo andar llorando por ahí, aunque me consuma la angustia.
De mi vida como madre, esto ha sido lo más dificil, nadie me preparó para la adolescencia y honestamente mi primer impulso cada mañana es salir corriendo, arrancar. Obvio no lo hago, porque amo a mis hijos y hoy amo más mi Joaco, solo quiero sacarlo adelante, pero honestamente a veces pienso que no soy capaz.